Una mujer delirante se deja llevar por la corriente del río Paraná. Es capaz de confundirse con las plantas o los peces; es heroína y también víctima. La relación cuerpo-naturaleza y el dominio o la pequeñez ante las fuerzas naturales son disparadores de lo fantástico, mitológico y absurdo. La coreografía es de Susana Szperling.