Aislado en una casa de campo, lejos de la sociedad, Oscar intenta reconstruir el cuerpo de una joven atrofiada a quien mantiene con vida. Esa obsesión lo lleva a perderse en un ciclo de imágenes psíquicas perturbadoras que fragmentan su percepción de la realidad hasta descomponerla. Oscar transita un laberinto de cuerpos, gusanos bajo la tierra, insectos, perros muertos y la presencia de una niña. Un llamado telefónico interferirá preguntando por el paradero de su hija Lucía.